No hay dos sin tres

bandera_lista*Publicado en Rioja2.com

Si se pensaba que el título del artículo tenía que ver con una canción de la pasada Eurocopa ahora que se acerca la época de la selección, usted, aparte de tener unas ganas terribles de Mundial, ha errado el tiro. Nada de Cali, de El Dandee o de Bisbal. Aquí el trío que va a tener voz es el rojo, el amarillo y el morado. Ya no es que sea fecha para recordar, que también, sino que, en un país donde la cultura de la impunidad es santo y seña, es más que necesario reivindicar a quienes se lo jugaron todo, incluso la vida, por defender la democracia.

De acuerdo a los principios de libertad, igualdad y dependencia de una legislación común, “la constitución civil de todo Estado debe ser republicana”. Ha quedado espléndido pero la frase no es mía. Está escrito en un libro titulado ‘Sobre la paz perpetua’ por un hombre que se llamaba Immanuel Kant y que si por algo se caracterizaba era por dedicarse a algo plenamente revolucionario: pensar. De ello se desprende que alguien que se considere realmente demócrata ha de defender un modelo de estructura republicana no sólo por la elección de la jefatura del Estado, que sería la guinda, sino por los principios de participación y de civismo que a ella han de adherirse.

Las dos Repúblicas existentes en España, especialmente la Segunda bastante más que la Primera, significaron con sus claros y sus oscuros el intento digno de transformar la sociedad en base a la línea de la equidad, la justicia y la modernidad tal y como prueban la reforma educativa, la agraria o el sufragio femenino. Atravesando varias etapas desde abril de 1931 se llega a mediados de julio de 1936 donde, en un claro gesto de respeto a las elecciones ganadas en febrero por el Frente Popular, se produce una sublevación militar sediciosa que desembocaría no en el enfrentamiento entre hermanos que se nos ha vendido sino en una contienda cruenta entre demócratas y antidemócratas.

Acabó la guerra pero no acabó el miedo que canta Barricada en su imprescindible ‘La tierra está sorda’. Entonces con Franco, que decía no haberse metido en política, vinieron los fusilamientos, las fosas comunes, los muertos, los desaparecidos, las cárceles, las torturas, los chivatazos, las violaciones, el aceite de ricino, las cabezas rapadas… Las cicatrices de todos aquellos horrores siguen abiertas y sangrando mientras unos estén caídos por Dios y por España en el Valle de los Caídos y otros permanezcan enterrados en cunetas. Si con el pan no se juega, con la memoria tampoco.

La monarquía, ejemplo insigne de corrupción, volvió con una Transición que fue más bien una transacción (The New York Times publicaba recientemente: “Hoy en día la política, los negocios y la ley en España están salpicados de personas con vínculos directos o indirectos con el régimen de Franco”) que trajo a su vez la Ley de Amnistía de 1977 equiparando a víctimas y verdugos. Hasta la ONU ha pedido derogarla criticando que el Estado no enjuicie los crímenes del franquismo. Dicen quienes se oponen que no hay que reabrir heridas. Igual es que nunca se llegaron a cerrar. Eso o que no se puede hacer con esas víctimas el electoralismo que se ve con las de la AVT.

Habrá algún agudo que pregunte por Paracuellos. No voy a echar balones fuera como ha hecho Pedro Sanz en los últimos días. Que se investigue igualmente ese acontecimiento lamentable que no se encuentra al mismo nivel, eso sí, que la represión durante la dictadura, para la cual se rechaza igualmente la investigación por parte de quienes luego se hacen llamar demócratas. Los que nos quieren robar un trozo de nuestro pasado son los mismos que luego sufren amnesia selectiva declarando ante la justicia. Ya se sabe. De aquellos barros, estos lodos.

En un país decente defender el golpe de Estado de 1936 como siempre hizo Manuel Fraga te hubiera incapacitado para dedicarte a la política. En un país decente no condenar el franquismo y hacer apología del mismo estaría penado. En un país decente se rinde homenaje a la resistencia antifascista y no a la División Azul. Así, la querella contra los crímenes franquistas ha tenido que venir desde Argentina. Será que Esperanza Aguire, aparte de arrollar la moto de un agente en su fuga a lo Thelma y Louise, se llevó también por delante la justicia.

Hablar de la República en España no puede ser entendido sólo como folclore, como memoria o como banderas. Personas como Armando López Salinas o Bernabé Sáez (cuyas muertes recientes no tuvieron la dedicación que merecían en comparación con el tratamiento que se le dio a Adolfo Suárez) o sentir el orgullo que aflora cuando uno acude a La Barranca tienen que servir de ejemplo para estimular, concienciar y movilizar en la construcción de la Tercera. Ése es el marco aglutinador que habrá que llenar de contenidos y el camino a recorrer por aquellos que son pueblo. Ahora sí. Si estas líneas no le han removido lo más mísero, puede subir la mano y gritar gol.

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