Todo sigue igual

Futbol-BrasilResulta casi hasta insólito no ver estos días a España en la fase final de un campeonato futbolístico. Nos malacostumbramos o nos malacostumbraron a instalarnos en la cúspide como algo natural olvidando los sinsabores de la derrota. Puede que fuera culpa de esas primas cuantiosas a los jugadores en caso de volver a casa con la Copa del Mundo lo que les puso a estos nerviosos, de no tener tanta hambre en el terreno de juego como Luis Suárez o de que un maravilloso ciclo coincidente con los últimos años de un Barça que siempre se recordará por su exquisitez tocaba a su fin. Las lágrimas de Villa en el banquillo tras ser sustituido ante Australia evidenciaban que algo más que un partido se acababa. Adiós al Mundial y a una época de la selección. Toca darles las gracias. La vida sigue.

La vida sigue en Brasil donde no muy lejos de los focos de los estadios se está disputando otra competición: el torneo de la supervivencia. El mal llamado grupo antimundial se manifiesta no contra el fútbol como deporte sino contra la desatención de cuestiones centrales como la educación o la sanidad anteponiendo el negocio de un organismo tan transparente como la FIFA. Lo ha dicho D10s: «La multinacional se está comiendo la pelota». Quienes trabajaron en la construcción de los estadios no se pueden permitir la entrada a los mismos. Eso quienes están vivos porque el cemento se ha llevado mucho y a muchos por delante. A ello hay que añadir la represión policial, el desalojo de favelas o la matanza nocturna de niños que viven en la calle por la hipocresía de la buena imagen. El fútbol, otrora símbolo de las clases populares, se confecciona hoy de cara a los ricos mientras las protestas siguen siendo cosa de pobres.

La vida sigue en Europa y en España donde se ha conocido que el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP) pretende crear el marco legislativo que posibilite la liberalización y entrega al mercado privado de cualquier tipo de servicio público del cual pueda obtenerse beneficio en cuyas negociaciones PP y PSOE van de la mano. Sí, los mismos enemigos irreconciliables que han pactado para repartirse la presidencia de la Comisión y el Parlamento Europeo. En éstas un medio publica que eurodiputados de distintas opciones han mantenido durante años un fondo de pensiones privado financiado con dinero público en una SICAV en Luxemburgo. Willy Meyer ha sido, por desgracia, el único que ha tenido la decencia de dimitir (lo de la marcha millonaria de Magdalena Álvarez por otro asunto no es una dimisión). El resto, tan de acusar y de dar lecciones éticas de cara a la galería, como si no fuera con ellos y ellas.

La vida sigue en La Rioja donde la eurodiputada Esther Herranz también estuvo presente en tal sociedad (no hoy ni mañana pero sí ayer) siendo todo un ejemplo de coherencia elaborando antaño fina prosa en su blog para criticar ese mecanismo llamado SICAV. En otro gesto sin igual, quizás para invisibilizar aún más la pobreza y sus antológicas declaraciones sobre los comedores escolares, Pedro Sanz se enfundó el traje de rockstar para anunciar la supresión del Impuesto de Patrimonio, algo muy necesario, sobre todo, para quienes tengan bienes superiores a 700.000 euros. Por último, están los nombres propios de Vicente Urquía, que está pensando en adquirir la nacionalidad castellano-manchega para evitar mayores problemas laborales, y el de Miguel González de Legarra, que se siente amenazado por Viamed tras relacionar con el PP a la clínica privada gestionada en parte por varios familiares de un demócrata como Blas Piñar.

Quizás ver de nuevo a Casillas levantando el trofeo dorado hubiera sido la instantánea que sirviera de ilustración a esos argumentos que intentan vender algunos y algunas sobre la senda de la recuperación y la salida de la crisis (estafa). Esperaban como agua de mayo una imagen triunfal igual que deseaban ver a Felipe VI siendo aclamado por millones de súbditos en las calles de Madrid. Es un tráfico emocional lampedusiano con el que tratan de encandilar a la ciudadanía para que tenga la sensación de que se está cambiando todo mientras todo sigue igual. A la vez que colocan al nuevo monarca sin preguntar al pueblo vendiendo la regeneración y su preparación (los jóvenes españoles que se ven obligados a emigrar también están preparados), se trata de aforar a Juan Carlos de manera exprés no vaya a ser, se censuran portadas de revistas o se identifica a personas con enseñas republicanas. Es la Segunda Transición de la democradura.

No hay dos sin tres

bandera_lista*Publicado en Rioja2.com

Si se pensaba que el título del artículo tenía que ver con una canción de la pasada Eurocopa ahora que se acerca la época de la selección, usted, aparte de tener unas ganas terribles de Mundial, ha errado el tiro. Nada de Cali, de El Dandee o de Bisbal. Aquí el trío que va a tener voz es el rojo, el amarillo y el morado. Ya no es que sea fecha para recordar, que también, sino que, en un país donde la cultura de la impunidad es santo y seña, es más que necesario reivindicar a quienes se lo jugaron todo, incluso la vida, por defender la democracia.

De acuerdo a los principios de libertad, igualdad y dependencia de una legislación común, “la constitución civil de todo Estado debe ser republicana”. Ha quedado espléndido pero la frase no es mía. Está escrito en un libro titulado ‘Sobre la paz perpetua’ por un hombre que se llamaba Immanuel Kant y que si por algo se caracterizaba era por dedicarse a algo plenamente revolucionario: pensar. De ello se desprende que alguien que se considere realmente demócrata ha de defender un modelo de estructura republicana no sólo por la elección de la jefatura del Estado, que sería la guinda, sino por los principios de participación y de civismo que a ella han de adherirse.

Las dos Repúblicas existentes en España, especialmente la Segunda bastante más que la Primera, significaron con sus claros y sus oscuros el intento digno de transformar la sociedad en base a la línea de la equidad, la justicia y la modernidad tal y como prueban la reforma educativa, la agraria o el sufragio femenino. Atravesando varias etapas desde abril de 1931 se llega a mediados de julio de 1936 donde, en un claro gesto de respeto a las elecciones ganadas en febrero por el Frente Popular, se produce una sublevación militar sediciosa que desembocaría no en el enfrentamiento entre hermanos que se nos ha vendido sino en una contienda cruenta entre demócratas y antidemócratas.

Acabó la guerra pero no acabó el miedo que canta Barricada en su imprescindible ‘La tierra está sorda’. Entonces con Franco, que decía no haberse metido en política, vinieron los fusilamientos, las fosas comunes, los muertos, los desaparecidos, las cárceles, las torturas, los chivatazos, las violaciones, el aceite de ricino, las cabezas rapadas… Las cicatrices de todos aquellos horrores siguen abiertas y sangrando mientras unos estén caídos por Dios y por España en el Valle de los Caídos y otros permanezcan enterrados en cunetas. Si con el pan no se juega, con la memoria tampoco.

La monarquía, ejemplo insigne de corrupción, volvió con una Transición que fue más bien una transacción (The New York Times publicaba recientemente: “Hoy en día la política, los negocios y la ley en España están salpicados de personas con vínculos directos o indirectos con el régimen de Franco”) que trajo a su vez la Ley de Amnistía de 1977 equiparando a víctimas y verdugos. Hasta la ONU ha pedido derogarla criticando que el Estado no enjuicie los crímenes del franquismo. Dicen quienes se oponen que no hay que reabrir heridas. Igual es que nunca se llegaron a cerrar. Eso o que no se puede hacer con esas víctimas el electoralismo que se ve con las de la AVT.

Habrá algún agudo que pregunte por Paracuellos. No voy a echar balones fuera como ha hecho Pedro Sanz en los últimos días. Que se investigue igualmente ese acontecimiento lamentable que no se encuentra al mismo nivel, eso sí, que la represión durante la dictadura, para la cual se rechaza igualmente la investigación por parte de quienes luego se hacen llamar demócratas. Los que nos quieren robar un trozo de nuestro pasado son los mismos que luego sufren amnesia selectiva declarando ante la justicia. Ya se sabe. De aquellos barros, estos lodos.

En un país decente defender el golpe de Estado de 1936 como siempre hizo Manuel Fraga te hubiera incapacitado para dedicarte a la política. En un país decente no condenar el franquismo y hacer apología del mismo estaría penado. En un país decente se rinde homenaje a la resistencia antifascista y no a la División Azul. Así, la querella contra los crímenes franquistas ha tenido que venir desde Argentina. Será que Esperanza Aguire, aparte de arrollar la moto de un agente en su fuga a lo Thelma y Louise, se llevó también por delante la justicia.

Hablar de la República en España no puede ser entendido sólo como folclore, como memoria o como banderas. Personas como Armando López Salinas o Bernabé Sáez (cuyas muertes recientes no tuvieron la dedicación que merecían en comparación con el tratamiento que se le dio a Adolfo Suárez) o sentir el orgullo que aflora cuando uno acude a La Barranca tienen que servir de ejemplo para estimular, concienciar y movilizar en la construcción de la Tercera. Ése es el marco aglutinador que habrá que llenar de contenidos y el camino a recorrer por aquellos que son pueblo. Ahora sí. Si estas líneas no le han removido lo más mísero, puede subir la mano y gritar gol.