Balones y valores

tumblr_lyq99pbxnx1qafjowo1_500Me encanta el fútbol. Va ello por delante. Me enamoró desde que medía poco más de un metro y desde entonces lo disfruto bien siendo como espectador en un campo, en la televisión o en el propio terreno de juego siempre que mis maltrechos tobillos lo permiten. Es una de las cosas por las que siento predilección. Tiene algo que mueve y que remueve. Debe ser el encanto de la pasión, el compañerismo y su fulgor, la magia de la emoción. La vida, en definitiva, tiene una parte de fútbol (póngase aquí el nombre de la disciplina que les entusiasme) y el fútbol tiene una parte de vida. El problema crucial resulta cuando se encumbra a lo más alto en la escala personal algo que, al fin y al cabo, es deporte y, sin embargo, se ignora o se desprecia la lucha por la democracia. Panem et circenses, que se decía en la antigua Roma. Hoy ni siquiera eso. Nos estamos jugando el pan y, aunque algo nos hemos desperezado, seguimos embobados con el circo.

Por las calles se podía ver a una buena cantidad de lugareños ataviados con la camiseta  española degustando algo en compañía de familiares o amigos en una terraza para amainar la espera hasta la medianoche, hora en la que tendría lugar el encuentro. Enfrente de esas sillas y mesas callejeras, un puesto para recoger firmas para lo denominado como Plebiscito Ciudadano. La gran mayoría, con sus posaderas asentadas y sin acercarse al sitio no fuera a ser que se contagiaran de tifus. Cómo cambiaría el patio si exigiéramos lo que tenemos que exigir de la misma manera que vemos el fútbol o tomamos cañas… Vibra el móvil. “Si gana España, ¿nos vamos luego a la fuente a celebrarlo?”. Claro que te identificas y te alegras de una victoria pero, efectivamente, no puedes dejar de pensar que ese mensaje te lo suelta la misma persona que no dispone de tiempo para asistir a una asamblea, acción, protesta o huelga pero que no tiene reparo en salir a la calle a las dos de la mañana para festejar la Copa Confederaciones (Brasil se acabó alzando con el trofeo), esa persona y mucha gente como ella que está más pendiente de cómo queda la selección que de cómo quedan el país y sus condiciones.

Lo decía meses atrás pero lo rescato pues sigue plena su vigencia. Hoy se necesitan otro tipo de jugadores. Se necesitan Casillas que aguanten las embestidas y actúen con determinación ante los fieros ataques rivales encaminados a la imposición disfrazada, se necesitan Puyoles que sean capaces de erigirse como pilares hegemónicos de defensas de valores inquebrantables y que alienten al resto en caso de flaqueza de fuerzas, se necesitan Iniestas que guíen el rumbo hacia la construcción de la vida sencilla y hacia una soberanía que realmente resida en el pueblo y se necesitan Villas de mente inquieta que se muevan continuamente en la línea de ataque para convertir cada gol en un avance.

Que la algarabía no confunda. El balón busca ahora equipo para (r)evolución ética y social ante el descenso de división de nuestros derechos. Vamos perdiendo por mucho pero si el conjunto se estructura de manera efectiva y se comporta como equipo verdadero se podrá lograr la enmienda. Sólo cabe no rendirse y luchar al estilo Liverpool como en aquella final de Champions ante el Milán en el 2005. Nunca caminaremos solos, al lado están los compañeros y compañeras. Está en juego el partido más importante.