Gamonal, eres ejemplo

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*Publicado en Rioja2.com

Ni Cristiano Ronaldo, ni Messi, ni Ribéry. Por muy extraordinarios futbolistas que sean los tres, el auténtico Balón de Oro, el de verdad, habría que otorgárselo a Gamonal. No, éste no se dedica a jugar en la élite balompédica mundial pero igualmente libra su batalla diaria en el campo. Su terreno de juego se llama calle y su equipo, lejos de individualidades destacadas, lleva la enseña de un conjunto compuesto por iguales unidos dispuesto a pelear hasta el pitido final por el partido a sabiendas de que el rival de enfrente es de los poderosos. No es cosa de goles. El asunto es de voluntad popular. Es el enriquecimiento de unos pocos frente a la necesidad de unos muchos. En dicho combate es esa organización del vecindario para estar permanentemente en activo mediante asambleas, reuniones tácticas y acciones con la implicación de la juventud estudiantil, con la entrega de los trabajadores y con el afán de las personas mayores (varias de ellas invitando a caldo a los allí presentes para combatir el frío) es lo que le da sentido a todo. Vivirlo es respirar aroma de barrio. Respirar aroma de lucha. Respirar aroma de pueblo.

No se trata únicamente de la oposición a la construcción de un bulevar (que dejaría la mayor vía de tránsito con un carril de ida y otro de vuelta cuando en la actualidad son cuatro) en la calle Vitoria con un aparcamiento subterráneo privado donde ahora aparcan gratis que saldrá a razón de más de 19.000 euros por cada plaza que además no será en propiedad sino en régimen de alquiler por 40 años. Todo eso es la última gota de algo que viene desde años atrás con prácticas de corrupción urbanística que han venido repitiéndose en el tiempo por parte de quien maneja realmente los hilos. No es el precio de una plaza de garaje sino que lo que está en juego es la soberanía, la decencia, la democracia. Quienes han dicho basta y se han levantado contra ello se les ha tachado de «grupos violentos itinerantes» a pesar de que el propio Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha asegurado que la práctica totalidad de los detenidos son vecinos sin antecedentes penales. «Los únicos de fuera son los antidisturbios» claman en el barrio ante lo más parecido a un toque de queda nocturno con detenciones arbitrarias, acusaciones sin fundamento de prueba y cargas indiscriminadas relatadas a través de crudos testimonios. Por todo ello lo que se pide en Gamonal es la paralización de las obras, la libertad y absolución de los detenidos (se habla de unos 50) y el fin de la impunidad policial. Qué pedigüeños esos violentos.

Que en esta materia la manipulación por parte de las grandes empresas de comunicación iba a estar presente no era difícil de suponer. En Burgos hay dos diarios. Uno de ellos pertenece a Antonio Miguel Méndez Pozo, el mismo que impulsa la construcción de la obra citada y que fue condenado y encarcelado por corrupción en los años noventa. El otro es propiedad de José Luis Ulibarri, constructor leonés imputado en la trama Gürtel. No hay duda de que se está hablando de dos personas de lo más honorable. Disturbios, violencia y antisistema son las palabras estrella a las que se recurre. Por desgracia, no sólo en ellos sino también en medios generalistas (llegando al punto de que un ciudadano tuvo que corregir en directo a un periodista que estaba faltando a la verdad) aderezándolo con imágenes de pintadas, piedras y fuego. Qué decir si a continuación de ello hablas de ETA. Casi se ha tratado por igual lo de que de Méndez Pozo apodado como «el jefe de Burgos» es el poder que de verdad manda en complicidad con el gobierno de la ciudad. Ese dicho que afirma que cuando el rico le roba al pobre se llama negocio y cuando el pobre pelea por recuperarlo se llama violencia habría que grabarlo en la sociedad hasta el tuétano. Lo que no se puede es banalizar con el tema. Para comprenderlo basta con seguir su rastro y ver si esa violencia es puesta en práctica por los que provocan la miseria o por los que luchan contra ella. Palabra de Cortázar.

La alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, quiso aportar su granito de arena a la causa afirmando que su homólogo de Burgos, Javier Lacalle, «está haciendo muy bien en sus planteamientos y en cómo está actuando». No hay duda de que se referirá a esa ejemplarizante maestría a la hora de escuchar a la ciudadanía. Eso sí, reclamó «un poco de responsabilidad ya que hay actuaciones que nunca se justifican porque llegar a ciertos puntos es injustificable en una democracia». ¿Se referiría a los ciudadanos o a los responsables políticos y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado? Ana Botella, que ocupa un cargo similar a Gamarra en Madrid, despejó la duda calificando lo ocurrido en Burgos como «atentados». Por su parte, Lacalle, tras las protestas de la ciudadanía, anunció la paralización momentánea de las obras «porque no puede garantizar la seguridad de los obreros». Argumentación de hipocresía aparte, el equipo de gobierno pondrá en marcha ahora un «grupo de reflexión» que hablará con todos los partidos y también con las asociaciones de vecinos para tratar de alcanzar «un mayor consenso», que es justo por donde debería haber comenzado. ¡Al fin se acordó de ellos! ¿De verdad era tan difícil?

Lo que representa todo esto es, aún a pesar de la ostentación de la mayoría absoluta en un Ayuntamiento, la distancia entre las instituciones y el común de la ciudadanía. Mal que les pese a muchos, la legitimidad de las urnas (creada para favorecer las condiciones de los dos grandes partidos políticos) hay que ganársela día a día. En un barrio obrero donde afecta gravemente el desempleo o se cierran guarderías por aquello de que no hay dinero, parece que, sin embargo, sí que lo hay para llevar a cabo una obra de millones de euros la cual va a ser encargada a una empresa que ni era la más solvente ni la más barata en el concurso público. This is Spain. Es el intento de lucro a manos llenas interesado de una minoría que condena a la mayoría pero donde esa mayoría se ha plantado y se ha empoderado en un movimiento unitario de lucha para enseñar los dientes porque «la calle es de Burgos, no Burgos de Lacalle».

«Que se levanten, que el resto sufre igual que lo hacemos nosotros y, si lo hacemos sólo nosotros, no conseguiremos que todo esto cambie», reclamaba un vecino. Esa llamada ha tenido su respuesta. De momento se sucederán las concentraciones de apoyo a su lucha en diferentes ciudades de la geografía española en los días sucesivos (en Logroño el miércoles 15 de enero a las 19 horas en la Plaza del Mercado). Tras esta pequeña victoria, la contienda sigue en un proceso de definición y de intensificación de objetivos. Ver a bancos (que no a comercios), culpables de la estafa, blindándose es hacerles sentir por momentos el miedo que ellos aplican a diario cuando se desahucia o se engaña a la gente para quedarse con sus ahorros. El mobiliario urbano y que haya unos pocos que rompan unas lunas de una sede bancaria les importa entre cero y nada. Lo que temen de verdad es el contagio del espíritu de rebeldía, de quien no se calla, de quien no permite que se le trate como mercancía. Porque estos días Burgos tiene mucho que ver con Coppola: ¿Hueles eso? ¿Lo hueles, muchacho? Es Gamonal, es el rugir de la dignidad del pueblo. Nada en el mundo huele igual.