Gamonal, eres ejemplo

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*Publicado en Rioja2.com

Ni Cristiano Ronaldo, ni Messi, ni Ribéry. Por muy extraordinarios futbolistas que sean los tres, el auténtico Balón de Oro, el de verdad, habría que otorgárselo a Gamonal. No, éste no se dedica a jugar en la élite balompédica mundial pero igualmente libra su batalla diaria en el campo. Su terreno de juego se llama calle y su equipo, lejos de individualidades destacadas, lleva la enseña de un conjunto compuesto por iguales unidos dispuesto a pelear hasta el pitido final por el partido a sabiendas de que el rival de enfrente es de los poderosos. No es cosa de goles. El asunto es de voluntad popular. Es el enriquecimiento de unos pocos frente a la necesidad de unos muchos. En dicho combate es esa organización del vecindario para estar permanentemente en activo mediante asambleas, reuniones tácticas y acciones con la implicación de la juventud estudiantil, con la entrega de los trabajadores y con el afán de las personas mayores (varias de ellas invitando a caldo a los allí presentes para combatir el frío) es lo que le da sentido a todo. Vivirlo es respirar aroma de barrio. Respirar aroma de lucha. Respirar aroma de pueblo.

No se trata únicamente de la oposición a la construcción de un bulevar (que dejaría la mayor vía de tránsito con un carril de ida y otro de vuelta cuando en la actualidad son cuatro) en la calle Vitoria con un aparcamiento subterráneo privado donde ahora aparcan gratis que saldrá a razón de más de 19.000 euros por cada plaza que además no será en propiedad sino en régimen de alquiler por 40 años. Todo eso es la última gota de algo que viene desde años atrás con prácticas de corrupción urbanística que han venido repitiéndose en el tiempo por parte de quien maneja realmente los hilos. No es el precio de una plaza de garaje sino que lo que está en juego es la soberanía, la decencia, la democracia. Quienes han dicho basta y se han levantado contra ello se les ha tachado de «grupos violentos itinerantes» a pesar de que el propio Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha asegurado que la práctica totalidad de los detenidos son vecinos sin antecedentes penales. «Los únicos de fuera son los antidisturbios» claman en el barrio ante lo más parecido a un toque de queda nocturno con detenciones arbitrarias, acusaciones sin fundamento de prueba y cargas indiscriminadas relatadas a través de crudos testimonios. Por todo ello lo que se pide en Gamonal es la paralización de las obras, la libertad y absolución de los detenidos (se habla de unos 50) y el fin de la impunidad policial. Qué pedigüeños esos violentos.

Que en esta materia la manipulación por parte de las grandes empresas de comunicación iba a estar presente no era difícil de suponer. En Burgos hay dos diarios. Uno de ellos pertenece a Antonio Miguel Méndez Pozo, el mismo que impulsa la construcción de la obra citada y que fue condenado y encarcelado por corrupción en los años noventa. El otro es propiedad de José Luis Ulibarri, constructor leonés imputado en la trama Gürtel. No hay duda de que se está hablando de dos personas de lo más honorable. Disturbios, violencia y antisistema son las palabras estrella a las que se recurre. Por desgracia, no sólo en ellos sino también en medios generalistas (llegando al punto de que un ciudadano tuvo que corregir en directo a un periodista que estaba faltando a la verdad) aderezándolo con imágenes de pintadas, piedras y fuego. Qué decir si a continuación de ello hablas de ETA. Casi se ha tratado por igual lo de que de Méndez Pozo apodado como «el jefe de Burgos» es el poder que de verdad manda en complicidad con el gobierno de la ciudad. Ese dicho que afirma que cuando el rico le roba al pobre se llama negocio y cuando el pobre pelea por recuperarlo se llama violencia habría que grabarlo en la sociedad hasta el tuétano. Lo que no se puede es banalizar con el tema. Para comprenderlo basta con seguir su rastro y ver si esa violencia es puesta en práctica por los que provocan la miseria o por los que luchan contra ella. Palabra de Cortázar.

La alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, quiso aportar su granito de arena a la causa afirmando que su homólogo de Burgos, Javier Lacalle, «está haciendo muy bien en sus planteamientos y en cómo está actuando». No hay duda de que se referirá a esa ejemplarizante maestría a la hora de escuchar a la ciudadanía. Eso sí, reclamó «un poco de responsabilidad ya que hay actuaciones que nunca se justifican porque llegar a ciertos puntos es injustificable en una democracia». ¿Se referiría a los ciudadanos o a los responsables políticos y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado? Ana Botella, que ocupa un cargo similar a Gamarra en Madrid, despejó la duda calificando lo ocurrido en Burgos como «atentados». Por su parte, Lacalle, tras las protestas de la ciudadanía, anunció la paralización momentánea de las obras «porque no puede garantizar la seguridad de los obreros». Argumentación de hipocresía aparte, el equipo de gobierno pondrá en marcha ahora un «grupo de reflexión» que hablará con todos los partidos y también con las asociaciones de vecinos para tratar de alcanzar «un mayor consenso», que es justo por donde debería haber comenzado. ¡Al fin se acordó de ellos! ¿De verdad era tan difícil?

Lo que representa todo esto es, aún a pesar de la ostentación de la mayoría absoluta en un Ayuntamiento, la distancia entre las instituciones y el común de la ciudadanía. Mal que les pese a muchos, la legitimidad de las urnas (creada para favorecer las condiciones de los dos grandes partidos políticos) hay que ganársela día a día. En un barrio obrero donde afecta gravemente el desempleo o se cierran guarderías por aquello de que no hay dinero, parece que, sin embargo, sí que lo hay para llevar a cabo una obra de millones de euros la cual va a ser encargada a una empresa que ni era la más solvente ni la más barata en el concurso público. This is Spain. Es el intento de lucro a manos llenas interesado de una minoría que condena a la mayoría pero donde esa mayoría se ha plantado y se ha empoderado en un movimiento unitario de lucha para enseñar los dientes porque «la calle es de Burgos, no Burgos de Lacalle».

«Que se levanten, que el resto sufre igual que lo hacemos nosotros y, si lo hacemos sólo nosotros, no conseguiremos que todo esto cambie», reclamaba un vecino. Esa llamada ha tenido su respuesta. De momento se sucederán las concentraciones de apoyo a su lucha en diferentes ciudades de la geografía española en los días sucesivos (en Logroño el miércoles 15 de enero a las 19 horas en la Plaza del Mercado). Tras esta pequeña victoria, la contienda sigue en un proceso de definición y de intensificación de objetivos. Ver a bancos (que no a comercios), culpables de la estafa, blindándose es hacerles sentir por momentos el miedo que ellos aplican a diario cuando se desahucia o se engaña a la gente para quedarse con sus ahorros. El mobiliario urbano y que haya unos pocos que rompan unas lunas de una sede bancaria les importa entre cero y nada. Lo que temen de verdad es el contagio del espíritu de rebeldía, de quien no se calla, de quien no permite que se le trate como mercancía. Porque estos días Burgos tiene mucho que ver con Coppola: ¿Hueles eso? ¿Lo hueles, muchacho? Es Gamonal, es el rugir de la dignidad del pueblo. Nada en el mundo huele igual.

Feliz Año Viejo

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Publicado en Rioja2.com

De vuelta de todo, de vuelta denada. Palo de jarabe. Cuando uno regresa de vivir parte de la Navidad en el fango del sistema junto a personas que en realidad parecen fantasmas de otra dimensión aún pisando el mismo suelo, vuelve tocado pero, paradójicamente, a la vez cargado de munición para no claudicar y seguir combatiendo la indecencia que campa a sus anchas. Que nadie espere, por tanto, una entrada alabando la ilusoria bajada de la cifra del paro (lo cual no significa por ende la creación de empleo) con la que tratan de manipularnos. Hoy voy a ser inclemente con casi todos. Sólo se salvan quienes se parten la cara día tras día sea en el ámbito que sea para darle de verdad la vuelta al mundo. Disculpen las molestias pero lo mío no es fingir. Pueden ir eligiendo entre tacharme de radical, extremo o terrorista, que está muy de moda ahora que todo es ETA. Charlar con un joven de 27 años que se veía abocado a pedir en la calle para pagar el alojamiento después de trabajar durante años como camarero y llevar casi doce meses en el paro o con un hombre al que le multaron con 100 euros por meterse con los honorables Bárcenas y Urdangarín en un cartón con el que pedía ayuda tiene estas cosas. Esos son los rostros de la violencia. Ésa es la verdadera Marca España.

Empieza la carga con tres frases que han dejado los principales responsables de Gobierno en La Rioja en este inicio de2014. El primero de ellos, no podía ser de otra manera, es Pedro Sanz, presidente de la Comunidad, afirmando que “todo indica que La Rioja ha entrado en una tendencia de recuperación” en una entrega de juguetes en la Cocina Económica. El mismo de “el sueldito y nada más” que se fotografía en un acto benéfico es luego, sin embargo, quien no duda en aplicar la política de los recortes del miedo a los de abajo mientras otros viven como semidioses. El segundo en cuestión es Carlos Cuevas, secretario general del mismo partido, señalando: “Sé lo que pasa en la calle porque estoy en ella a diario”. Todo el mundo sabe que decir en su día que “la historia de Bankia es la del buen trabajo de Rato” es muy de estar en la calle. El tercer mosquetero es Emilio del Río, consejero de Presidencia y Justicia. “A lo que dicen algunos no les hacemos caso”, despachó ante las acusaciones de manipulación a los medios de comunicación. Él, tan talante en lo que a literatura se refiere, dando muestra de ello en lo político con perlas difíciles de olvidar: “Nazis, comunistas, franquistas… Ahora, Ada Colau”. Llámenlo despotismo, llámenlo impunidad.

Habrá quien piense: “si critica al PP es porque es de los otros”. Porque aquí si no eres del Madrid, tienes que ser del Barça. Siento desilusionarles. Es ver a César Luena y recordar que él fue uno de los 316 firmantes (los cuales deberían estar todos en la cárcel por delito de alta traición) de aquella funesta reforma constitucional del 2011 que secuestraba nuestra soberanía al consagrar el pago de la deuda y sus intereses (buena parte de ella contraída de manera ilegítima) por encima del gasto social en educación, sanidad o pensiones. Patriotas de hojalata. No son pocos los militantes de base del PSOE críticos con la actuación de las altas instancias de su partido al que parece que se le han olvidado qué significan sus siglas. Esto se demuestra cuando venden que no son iguales al Partido Popular pero, sin embargo, mantienen una ley electoral que beneficia a los dos grandes, se niegan a cuestionar de verdad los privilegios eclesiásticos o de la realeza o inyectan dinero público a la banca sólo para socializar las pérdidas y no para hacerse con su control. Por lo menos hay que reconocer, eso sí, que en lo del aborto no piensan la misma barbaridad que el común de los de la gaviota.

Si lo descrito arriba es algo que me quema por dentro, me repugna cien veces más los engaños, la corrupción o el aprovechamiento de lo público para beneficio privado por parte de aquellos que son elegidos para la defensa de los trabajadores sea en forma de partido, sindicato o la organización que se precie (herramientas fundamentales por otro lado). Comparto vivencias con muchas personas de este apartado que se dejan el alma (cobrando o sin cobrar la mayoría) diariamente luchando por su condición de ciudadanos que nada tienen que ver con tales prácticas ya que olvidarse de la clase obrera en general para reclamar únicamente una mayor porción del pastel, situar a consejeros en entidades bancarias percibiendo cantidades parecidas al salario mínimo sin además realizar denuncia alguna de los abusos allí cometidos o vender la reforma laboral como algo negativo a los cuatro vientos para después aplicarla entre sus miembros mientras otros mantienen intacto su estatusresulta a todas luces inadmisible. Lo de UGT en Andalucía, destruyendo pruebas incluso, es el ejemplo más claro de ello. Un corrupto no es un compañero.

Aún con todo, quienes más me preocupan son otros. Sé lo que me puedo esperar de quienes tienen como referencia el negocio por encima de todo. Lo que es inconcebible es la quietud, la conformidad y el silencio de la mayoría hasta que no le afecta a uno mismo en sus carnes o a alguien de su círculo que, entonces sí, son los más revolucionarios del lugar. Sólo quedarían eximidos quienes tienen el agua al cuello. Todos los que pueden hacer algo y no lo hacen son la pieza clave para darle un giro a esto. No vale decir lo malos que son y luego apostillar que en su lugar se actuaría de la misma manera. Somos nosotros los que les damos alas votándoles a quienes transforman casas de aperos en chalés o construyen aeropuertos de personas, a quienes tienen el descaro de decirnos que nos jodamos desde el Congreso, a quienes negaron la crisis-estafa, a quienes derrocharon pensando que el dinero era suyo y no nuestro, a quienes luego pasan a formar parte de los consejos de administración de las eléctricas. No vale con conversaciones en el bar, en el ascensor o desde el sofá. Hay que exigirlo de verdad, organizarse colectivamente y, si es preciso, desobedecer ante un régimen tirano. Hay que ir a ganar. Si no, aunque algo cambie, todo permanecerá igual. Feliz Año Viejo. Primavera que no llega.

La vida es mucho

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Queda avisado de antemano que este artículo resultará de digestión difícil (sobre todo a los más allegados), que estas líneas, aparte de ir destinadas a la sesera, apuntan al corazón. Os voy a incrustar el dedo en el ojo. A lo Mourinho, que ya se sabe que aquí el fútbol es lo más sagrado (vaya por delante que me encanta) y eso siempre es una cita ineludible por encima incluso de nuestras condiciones de vida. Por mucho que nos asfixien con decisiones políticas y económicas aberrantes, antes tomaríamos la sede de la FIFA que la del Congreso. Uno se pregunta cuántos desahucios más tienen que producirse, cuánto más nos tienen que mentir, cuánto más nos tienen que robar para que la mayoría reaccione. Nos han domesticado. Hoy no voy a escribir sobre ellos, hoy voy a hacerlo sobre nosotros, a ver si se os remueve algo aunque sea una brizna. Podéis pensar, para empezar, qué les diríais mirándoles a los ojos a vuestros hijos (presentes o futuros) cuando os pregunten por qué el mundo es como es y qué habéis hecho para cambiarlo. Si eso también os da igual, podéis seguir dejando que nos pisoteen como hasta ahora.

Escribir sobre nosotros es hablar de patriotismo. Ya lo he dicho alguna vez anteriormente pero vuelvo a repetirlo, que no sea por falta de insistencia. Patriota es quien lucha de una manera u otra en la calle y en las instituciones por los intereses del común de la ciudadanía. En este país, por desgracia, somos más de creernos patriotas limitándonos a agitar una bandera el día que juega la selección o a llevar una pulsera rojigualda para conmemorar el glorioso Día de la Hispanidad, que, por otra parte, es el aniversario de un genocidio. Hasta ahí la gran involucración de la mayoría. El individualismo, la competitividad y el beneficio lo invaden todo para dejar en un segundo plano razones sociales y medioambientales de primer orden. Os da igual que manden los mercados por encima de nuestra soberanía y que nos traten como mercancía mientras no seáis vosotros los que os veáis afectados y España gane el Mundial. Vuestra pasividad, vuestra resignación, vuestra indiferencia, vuestro silencio, vuestra falta de actitud, en definitiva, es nuestra condena. Sois cómplices.

Se trata de sustituir que unos pocos que hacen mucho por muchos que hagan un poco. Para ello no es requerida una capacidad extraordinaria sino ser hombres y mujeres con todas las letras que se planten y enseñen los dientes. Tengáis más o menos años; os guste el rock, el reggaeton o la copla; estudiéis, trabajéis o estéis en paro; implicaos en el frente que consideréis. Si no, harán política contra vosotros e intentarán imponeros el miedo, al cual sólo se puede vencer con organización colectiva, estrategia de incidencia en el imaginario y de acumulación de poder y determinación de cambio. Ante los privilegios de unos y la falta de derechos de otros, esto es los demócratas frente a los antidemócratas, los de abajo frente a los de arriba. Es eso o seguir viviendo como esclavos mientras otros viven como dioses en un régimen tirano de plutocracia pseudodemocrática. Son ellos los radicales antisistema. Perdón, que he prometido que sólo hablaría de nosotros aunque tampoco es que pase mucho atendiendo a cómo se cumplen las promesas de los programas electorales de algunos. Hay que desafiar a su impunidad desobedeciendo para exigir lo que nos corresponde. Un pueblo que se amedrenta, se conforma y no pelea es un pueblo indigno. Vosotros decidís.

Llega la Navidad y, a juzgar por el anuncio patriotero de una marca de embutidos que os dedicáis a colgar masivamente en las redes sociales, parece que ya os han camelado para que olvidéis y que todo anda sobre ruedas. Spanish style. Levantad la mirada de vuestro maldito ombligo y abrid los ojos para ver qué es lo que sucede de verdad. Criminalizamos al que tenemos al lado que se la juega por nosotros porque algo habrá hecho, criticamos sin mover un dedo a los trabajadores de nuestra misma clase y nos quejamos de lo mal que estamos a la vez que le reímos las gracias a los multimillonarios que nos dominan, creamos la riqueza del sistema mientras nos llegan las migajas. Llega la Navidad, qué bonito. Hay quienes aquí no tendrán turrón para comer porque mientras los ricos se hacen más ricos la pobreza se extiende, hay quienes aquí no podrán poner las luces del árbol porque les han cortado la luz por no poder pagar la factura, hay quienes aquí no tendrán regalos porque les han echado de sus casas mientras se salva a la banca con dinero público. Llega la Navidad, hay que estar contentos.

Esta vez no. De Kapuscinski aprendí que la pobreza no pertenece al orden natural de las cosas, que para que unos se vean envueltos en billetes, otros tienen que ser desposeídos de todo. A pesar de la batalla continua junto a mis compañeros para intentar establecer una sociedad decente, no puedo concebir otra Navidad inmóvil como si con reunirme con la gente que aprecio para comer y beber ya hubiera cumplido. Es por ello que cuando leáis este texto probablemente ya no estaré en Logroño, de donde me tenía que despegar emocionalmente. Estos días me voy al lado de quienes piden, venden o cantan en la calle (sí, esos seres invisibles a quienes ni sois capaces de dedicar una mirada). Que nadie se confunda y lo entienda como caridad. Si he tomado esta decisión es por solidaridad porque, a pesar de que tengo la suerte de tener cubiertas las necesidades básicas que otros lamentablemente no tienen, a ellos les considero mis iguales. Así, el móvil y las llaves se han quedado en casa de la cual también he salido prácticamente sin dinero. Lo siento por los míos (por mi familia, mis amigos y mi compañera, a los que les debo todo), de quienes ya me he despedido a la vez por correo electrónico o carta, pero al fin y al cabo ellos también son los míos.

Esa Navidad de quienes andan escasos de recursos no saldrá en televisión. Se hablará únicamente de porcentajes, de cifras sin historias humanas y de casos que serán carne de espectáculo para hacer negocio en el conglomerado de las empresas de comunicación. Mi razón de ello no es otra que querer observarlo de cerca, sentirlo y escribirlo para desenmascarar la realidad dulcificada que nos venden día tras día porque, después de veinticinco años, uno ya ha asimilado que mirar de verdad duele. Es la responsabilidad que siento como periodista y como ciudadano donde a pesar de lo hondo de la crisis (estafa), a mí nadie me entierra los sueños. “La vida es mucho para ser insignificante”, que dejaría para la posteridad ese genio del cine llamado Chaplin. No sé cuando pero llegará el día en el que los de abajo tomemos el cielo por asalto y los de arriba tengan que rendir cuentas por crímenes contra la humanidad. Nos vemos ya en 2014. A ver si para entonces pensamos en dejar de ser vasallos y dejamos de conformarnos con parches inútiles para reclamar lo que nos pertenece y nos hemos dejado usurpar. Los derechos no se regalan, se conquistan. Nos vemos en la lucha. Nos vemos en el camino. Felices fiestas.

El silencio de la ley mordaza

Por su nombre tiene cierto aire de reminiscencia a aquella Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad. Bajo ese florido nombre se ocultaba la consagración el pago de la deuda y sus intereses a los bancos por encima de mantener un hospital, un colegio o cualquier otra prestación social. Ahora se llama Ley de Seguridad Ciudadana y lo cierto es que de seguridad para la población y carácter ciudadano tiene bien poco. La única verdad que se desprendería de ella es que, efectivamente, va a ser ley. Dicho borrador legislativo será debatido en la Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios (próximamente será llevado previsiblemente al Consejo de Ministros el anteproyecto de Ley Orgánica) para acabar posteriormente con su consiguiente aprobación. Ésta vendrá a sustituir a la conocida como ‘ley Corcuera’, que tampoco es que fuera moco de pavo, aumentando las infracciones tipificadas de 39 a 55 así como endureciendo el castigo de las mismas con multas de hasta 600.000 euros. Sí, no he añadido ningún cero por error. 600.000 euros. No es de extrañar que por ello se haya ganado ya el cariñoso apelativo de la “ley de la patada en la boca a la democracia”.

Esta iniciativa, que ya ha sido aplaudida por el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, recoge como infracciones muy graves (multadas con entre 30.001 euros hasta los 600.000 ya comentados) actos como concentrarse o reunirse sin comunicación previa o con prohibición ante las Cortes estatales o autonómicas, usar las redes sociales para este tipo de convocatorias, la grabación y difusión de imágenes de agentes de las fuerzas de seguridad en el ejercicio de su trabajo durante las intervenciones policiales correspondientes durante las manifestaciones (se ve que el vídeo difundido sobre la paliza de varios Mossos d’Esquadra a Juan Andrés Benítez en plena calle en Barcelona, la cual le llevaría a la muerte, ha hecho daño) o los escraches a cargos públicos. Acciones como éstas, sin embargo, han sido en ocasiones archivadas por parte de varios jueces y no han constituido merecimiento de sanción ni pena alguna. Dentro de no mucho estará tipificado como ley, lo cual se venderá a la población como la última innovación en materia de seguridad. Sí, por la suya. Por la seguridad de que no se les plantee molestia alguna a aquéllos y aquéllas que pertenecen a esa élite extractiva política y económica que se hace llamar demócrata pero que presenta este anteproyecto de catadura moral cínica y de dignidad ínfima. Así, dirán que hay que atenerse a la legalidad pero “nada hay tan anárquico como el poder”, que diría el Marqués de Sade.

Es la represión y la criminalización hecha ley (aún más si cabe) a través de una dictadura a base de decreto. Es un ataque cristalino a la separación de poderes si es que aquí alguna vez ha existido tal cosa. Es algo que atenta contra el derecho de reunión recogido en la Constitución, para la cual exigen su riguroso cumplimiento o la trituran según les venga en gana. Es la plasmación del diseño contra quienes luchan por cambiar un sistema podrido hasta la médula, contra el 15M, contra la PAH, contra las mareas, contra quienes están en las calles, contra los y las de abajo. Esto se está planteando en un contexto en el que al senador del Partido Popular, Francisco Granados, el cacique del chalet de Valdemoro (cómo me suena esa historia de algo parecido en La Rioja), la petición de la Fiscalía de cinco años de cárcel para los activistas acusados de lanzar un tartazo a Yolanda Barcina, la presidenta de Navarra, le parece poco: “De eso al tiro en la nuca va un paso, un camino muy estrecho”. Debe ser por la especial dureza del merengue francés. Mientras para estas personas la Fiscalía pide cinco años, es la misma Fiscalía la que se opone a la imputación de la Infanta Cristina. Es la justicia que se ceba con unos pero que no investiga o no condena de la misma manera los crímenes del franquismo, el terrorismo de Estado de los GAL, el caso Prestige, el accidente del metro de Valencia, la trama Gürtel, los ERE’s falsos, la estafa de Bankia… Es la justicia de los pobres y la justicia de los ricos.

Intrigado por qué es lo que pensaba sobre este anteproyecto legislativo gente de las propias juventudes del Partido Popular, me decidí a preguntarles. “Pues hombre, siempre que no coacciones, no acoses, respetes el mobiliario…cosas normales en cualquier país civilizado, no tendrás problemas” afirmó uno de ellos en la red encarnando a la perfección lo que Allende calificó que representaban los jóvenes viejos. Ya que dicha persona sacó su arsenal, tocaba responder, qué menos, con munición: “En cualquier país civilizado buena parte de la cúpula del PP estaría en la cárcel”. Se trata de que no impongan su discurso. Multas y no amnistías fiscales para quienes defraudan, multas y no indultos para los corruptos, multas y no indemnizaciones y sueldos (y sobresueldos) millonarios para quienes arruinan. Diga lo que diga esta Ley de Seguridad Ciudadana (algo estarán haciendo bien los de abajo si se pretende endurecer de tal modo la protesta), según nuestra condición precisamente de ciudadanos y ciudadanas también estamos amparados al supremo recurso de rebelión contra la tiranía y la opresión, tal y como se recoge en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su indecencia e indignidad no encontrarán el miedo en la calle. Quien quiera imponer el silencio, tendrá enfrente al pueblo.

Bajo control

big_brother_is_watching_you_by_tea_bladezSólo pronunciar su nombre parece que hasta erotiza. Engrandece, ennoblece, eleva… Lo envuelve todo. Es una palabra enorme, que decía Benedetti. Libertad se hace llamar aunque ficción bien podría ser su apellido. A pesar de los profundos avances tecnológicos y de esa idea de modernidad asociada a la concepción del ser humano libre, todo es apariencia, todo está bajo control. Vivimos en el Gran Hermano y no es un programa de televisión. Si no que le pregunten a Obama (sería lo suyo que también le entregaran el Premio Nobel de Espionaje). Nos permiten votar, eso sí, en los términos que pauten, y que existan voces disidentes porque se saben dueños de todo con una estructura de poder acumulado que es tal que en caso de riesgo de alteración del sistema intervendrán de una manera u otra para que no se derrumbe el invento. A eso le llaman democracia. Si creías lo contrario, ve asumiéndolo. Estás bajo sus reglas de juego. No eres libre.

Aún así, tú te considerarás libre porque así te lo harán creer del mismo modo que presumiblemente supondrás que estás muy bien informado de lo que ocurre porque tú no eres tonto, porque sólo ves o lees la verdad más absoluta en tu canal o periódico favorito y porque a ti no te manipulan con esa propaganda comunista o de perroflautas. Sin embargo, en tu vida te habrás preguntado quiénes son los medios de comunicación, quiénes se esconden detrás de la emisión o el silencio de la información. Hazlo y podrás observar que la mayor parte del conjunto de los mass media obedecen los dictados de las grandes instituciones financieras, bancarias y familias de rango elevado que lo que están haciendo es presentarte el mundo conforme a como ellos quieren que lo veas para que así tú, que eres de los de abajo, asumas su mensaje y te formes e integres una concepción de la realidad basada en los intereses de esa clase dominante. Después del bombardeo mediático, empiezo a oír a alguno y a alguna decir que ya estamos saliendo de la crisis. Sin embargo, es escuchar al señor Montoro asegurar que “se atisba la salida del túnel” o al señor Botín decir que “es un momento fantástico, a España está llegando dinero de todas partes”, observar los datos que muestran que en el país hay un nivel de pobreza del 26% y que es uno de los Estados más desiguales de la Unión Europea y pensar que el dinero llega, sí, pero a su bolsillo.

Con razón podrás pensar que por mucho que digan o callen los medios, uno es libre de escribir o compartir en su red social lo que le venga en gana criticando al sursuncorda si es preciso pero hasta eso está basado también en relaciones de dominación. Es cierto que Internet ha redefinido las vías de hacer política donde las conexiones entre iniciativas de participación y acción ciudadana están muy presentes y que abre un espectro de conexiones globales ofreciendo facilidades para ello tanto de tiempo como de distancia  pero, detrás de esa falsa imagen de horizontalidad, está presente la configuración y acumulación de poder. Tal y como en los medios, donde las relaciones son de concentración máxima en manos de unos pocos a pesar de una falsa pluralidad, lo que mide el ciberespacio es la descentralización y la asimetría. Por un lado, están los intereses corporativos de las empresas que vigilan tus movimientos para obtener tus datos personales y así conocer a sus clientes para ofrecerles la publicidad de sus productos. Por otro, la mayor visibilidad de los mensajes de los actores preponderantes tales como corporaciones, partidos políticos o responsables y caras reconocidas de los medios en base a sus mayores recursos económicos, influencia o poder que les permiten ser los principales nodos comunicativos de creación de información para el resto de la población. Y es que si el mundo no es democrático, ¿por qué Internet ha de serlo?

De todo ello se desprende que, del mismo modo que se producen movilizaciones para defender la sanidad o la educación, también hay que exigir la garantía de una información de calidad que sea democratizada. Y es que, la información, la cual se supone un derecho, también ha adquirido el carácter de mercancía y es a través de esa rentabilidad económica cómo el gran aparato mediático define la realidad. La concepción de libertad que tenemos hoy es la libertad donde siempre ganan y pierden los mismos porque lo que quieren es que no pensemos y que, si pensamos, que lo hagamos del mismo modo que quienes manejan el cotarro para no alterar ni un ápice el funcionamiento del sistema. Mientras tanto, toca asumir esas condiciones e intentar colarse por las rendijas que deja el régimen para ofrecer batalla en la guerra ideológica teniendo presente que ese derecho informativo, al igual que la libertad, no es algo que nos vayan a regalar ni nos vaya a venir caído del cielo. Si te importa eso, ten presente que es algo que se ha de conquistar a través de nuestra condición ciudadana. Si no, puedes seguir dejando que te impongan su visión del mundo como a ellos les plazca.

Ensayo sobre la patria

391091_yo_soy_espanol_20120629135535Esta entrada tenía como destino verse publicada el 12 de octubre, ese insigne día de la fiesta nacional del país, pero como dentro de escasos días andaré fuera de estas tierras y no volveré hasta después de esa fecha me veo obligado temporalmente a escribirla en el momento actual. No se crean ustedes que no me duele perdérmelo. Entonar “España es una y no cincuenta y una” a viva voz, evocar reminiscencias de la época dorada del franquismo o maldecir a esos rojos separatistas que quieren quebrar la unidad española enfrascados en un ambiente de colorido sin igual es una experiencia única. Un día, en definitiva, para decir alto y claro “viva España, viva el rey, viva el orden y la ley” destilando orgullo rojigualdo por todos los poros del cuerpo.

A tan gloriosa jornada se le atribuyó la singular denominación de Día de la Hispanidad para así conmemorar la fecha del descubrimiento del nuevo continente (nombrado de tal modo en honor a Américo Vespucio ya que fue el primero en darse cuenta de que existía un nuevo territorio a pesar de que Cristóbal Colón fuera reconocido como el primero en su descubrimiento, el cual murió creyendo que había llegado a las Indias) y del contacto entre esos dos mundos de entonces. Así, tal día se nos evoca a base de grandilocuentes recuerdos desde los medios de comunicación y la esfera política y económica la grandeza de nuestra historia. Lo que seguramente no vayan a decirnos las altas instancias de nuestra excelencia moral es que lo que en realidad ocurrió en América Latina fue una invasión a modo de conquista colonizadora en la que se produjo el saqueo de sus riquezas, la esclavitud de su población y el exterminio de millones de indígenas, tal y como reflejan los textos de Bartolomé de las Casas o Eduardo Galeano. Pero claro, a aquello era mejor llamarle simplemente descubrimiento.

Eso lo sabe muy bien el poder, que se sirve del uso de las fronteras para aglutinar a una masa amorfa a la que procurará dotar de un discurso uniforme a la par que tratará de hacerla verse como diferente e incluso como contraria apelando a la patria ante el mismo tipo de sector social de otros lugares sólo por ser de países distintos. Hace no mucho los inmigrantes eran vistos aquí como un problema porque venían a aprovecharse. Ahora que somos nosotros los que nos vamos, sin embargo, es para ganarnos la vida. Y es que, como dice ese soberbio diálogo de la película Martín Hache, “la patria es un invento”. Recientemente se escenificó un claro ejemplo de ello con el espectáculo generado en torno a las Olimpiadas. Se nos caían las lágrimas y clamábamos justicia. No obstante, quienes lloraban o se lamentaban por la no elección de Madrid como sede olímpica pero no luchan contra las imposiciones en forma de recortes de la troika europea, contra una manipulación mediática infame que trata de anular el pensamiento o contra el saqueo político y económico del país, vosotros, tenéis un nombre ganado a pulso: patriotas de pacotilla.

Porque patriota no es quien se limita a celebrar las victorias de la selección española, quien está en contra de los vascos, catalanes o gallegos o quien se dedica a soltar las soflamas con las que nos inundan periódicamente como las últimas semanas con Gibraltar. Eso es puro patrioterismo. Ser patriota es pelear por la dignidad desde abajo por los intereses del común de la ciudadanía (por una democracia que sea democracia y no el cortijo de unos pocos, por una economía puesta al servicio de la población y no como elemento de explotación, por una sanidad y una educación de calidad cada vez más cercenadas…), algo de lo que muchos, por más que se lo crean, no puede presumir España ya que, por desgracia, abundan más las banderitas y los desfiles fantoche que la organización y el exigir lo que nos corresponde como pueblo que somos.

En estado de insolencia

forges011107Ya estamos curados de cualquier espanto. Se nos hace hasta cotidiano. Que en España hablar sale muy barato ya se sabía pero que se haya normalizado tal grado de descaro es el reflejo de una permisividad pasiva como sociedad que da buena cuenta de por qué estamos como estamos. Hace escasos días en un alarde de intelectualidad Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz, quiso vestirse de Kant en ‘Crítica de la razón pura’ y salió esto de su boca: “Tanto Twitter y tanta opinión… Hay gente que viene a pedir ayudas al Ayuntamiento para comer y resulta que tiene una cuenta en Twitter”. Esta perla la suelta una persona elegida para desempeñar un cargo público de representación de la población que con esta cita para enmarcar, por anecdótica y simple que parezca, desprende un mayor trasfondo. Lo que está diciendo es vosotros, los parias, dedicaos a sustentaros y a sobrevivir como podáis que para opinar ya estamos nosotros. Esa señora, por llamarle de algún modo, fue la misma, sin embargo, que no dudó en vanagloriarse de ofrecer 28 nuevos puntos de wifi gratuitos en la ciudad y que, a buen seguro, se autocalificará como demócrata de toda la vida.

En la esfera política abundan los casos donde la impunidad de las palabras se pasea como una constante. Entre los numerosos ejemplos permanecen como destacados en mi memoria una serie de auténticas delicatessen: Frente a las penurias económicas citadas por Esperanza Aguirre o por Guillermo Collarte pasándolas “bastante canutas”, cobrando más de 5.000 euros, se presenta Eduardo Zaplana y su “estoy en política para forrarme”, la gestión de los momentos importantes con Ángel Acebes  y “ha sido ETA y quien diga lo contrario es un miserable”, Mariano Rajoy y sus “hilillos de plastilina” o José Luis Rodríguez Zapatero de visionario con “es probable que lo peor de la crisis haya quedado atrás” y las cuatro fantásticas con María Dolores de Cospedal al mando con “los votantes del PP pagan la hipoteca aunque tengan que dejar de comer”, Ana Botella de segunda capataz con “los mendigos son una dificultad añadida para la limpieza de Madrid”, Carmen Calvo con su habilidad de la transparencia ya que “el dinero público no es de nadie” y Rosa Díez y su poder de transformación con “hay que regular el derecho a huelga”. Al final va a resultar que lo mejor es refugiarse en la filosofía de José Blanco: “Estamos mal pero menos mal que estamos”.

También los hay en el campo de la información los que se presentan como defensores de la libertad de expresión. Su defensa, en nombre de la bandera del periodismo, sin embargo, se reducirá conforme al mantenimiento de unos valores para no alterar el status quo y a la libertad de expresión, sí, de su capital. El auténtico tótem es Francisco Marhuenda aunque no sé si siquiera calificarle como periodista. Dejémoslo en vocero. Un tipo que en una entrevista pregunta con tono insidioso “si usted no tuviera trabajo, ¿preferiría estar en paro o tener un minijob?” demuestra no tener el mínimo de decencia periodística. Otro que tal baila y nunca mejor dicho es Federico Jiménez Losantos, comunista reconvertido a conservador recalcitrante, que un día se le ocurrió soltar en el aire con el tono de la canción María Isabel esta versión: “La valla estaba repleta, por eso yo la salté, y luego poli de Ceuta me ha invitado a canapé. Cógete pañuelo, póntelo, vamos para España, que da pensión”. Tan respetuoso como Carlos Herrera, que definió a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca como “cuadrilla de energúmenos”, como Carlos Cuesta, ese moderador modélico lanzando bolígrafos a los invitados para que estos se callen o como Eduardo García Serrano y sus calificativos poéticos de “puerca, guarra y zorra repugnante”. Cabe nombrar también a los responsables de las principales cabeceras ya sea Pedro J. Ramírez y su teoría de la conspiración sobre el 11M, que ya podía dedicar los mismos esfuerzos a pedir una investigación sobre la Transición donde se la colaron al pueblo español, o al sincero Juan Luis Cebrián clamando que “no podemos seguir viviendo tan bien” mientras se embolsa un sueldo anual de 8,2 millones de euros más variables. Para el final el trío peligroso de los ángeles de Charlie en versión periodística integrado por Carmen Tomás con “Los negros de Zimbawe, pues este año no reciben dinero”, Cristina López Schlichting como curandera de la homosexualidad en su programa e Isabel Durán con “El Gernika de Picasso es un ataque a la libertad”. Un ataque nos da a nosotros cada vez que tenemos que escuchar sandeces como éstas.

No sólo con las palabras se habla, los símbolos también expresan. Que se lo pregunten si no a los miembros de Nuevas Generaciones Jurado fotografiados en actitud fascista, los cuales no recibirán sanción alguna por su actitud ejemplar. Su presidenta nacional, Beatriz Jurado, eso sí, ha calificado de “bochornosa e indignante” la campaña que, según afirma, se está haciendo contra su grupo. Lo dice ella, que es muy de “entender a los del 15M, claro, pero más de trabajar que de gritar” mientras varios efebos de su organización se ríen en la calle de un señor estafado por las preferentes. Más que Nuevas pertenecen más bien a las Viejas Generaciones a tenor de declaraciones de responsables de su propio partido como Jaime Mayor Oreja y su “¿Por qué voy a condenar el franquismo si representaba a la mayoría de la sociedad?” o “si durante el franquismo hubo condenados a muerte fue porque se lo merecían” del alcalde de Baralla (Lugo), Manuel González Capón. En otros países frases y actitudes como éstas son incompatibles con ejercer un puesto político de representación pública ya que para entender la democracia como democracia hay que declararse antifascista. Así, mientras la bandera republicana ondeaba el pasado fin de semana en París como recuerdo de liberación de esa ciudad de la ocupación nazi, aquí se hacen homenajes a la División Azul. De lo que no tendrán dudas si se te ocurre sacar los pies del tiesto de su discurso uniforme será de hacerte merecedor del apelativo de perteneciente a la extrema izquierda y a los grupos antisistema cuando los más antisistema existentes son ellos pero esas prácticas que suelen utilizar se conocerán con el nombre de “chiquilladas”.

Fin de la cita

3ca085724b67d0578fcfb8d406d632cdHoy entrada variada con el top semanal, que las citas dan para mucho y más cuando se leen completas (aunque vayan entre paréntesis):

Principio de la cita – Mariano Rajoy: “Me equivoqué al mantener la confianza en alguien que no la merecía”… Aunque le defendiéramos a capa y espada y dijéramos que nadie podría probar su culpabilidad, aunque hasta hace meses cobrara del partido y aunque le mandara mensajes de ánimo, a mí no me constan los sobresueldos. Bárcenas es la encarnación única del mal, nosotros siempre somos transparentes. FIN DE LA CITA.

Principio de la cita – El Gobierno aprueba un crédito de 877 millones para pagos de Defensa… Lo siento ciudadanos pero tendremos que hacer recortes en sanidad, educación, prestaciones por desempleo y pensiones aunque dijera que eran líneas rojas porque así lo impone la realidad. ¿Por qué este gasto militar extraordinario? Hay que defender la unidad de la nación. Gibraltar español. FIN DE LA CITA.

Principio de la cita – Un pederasta español, indultado en Marruecos a petición del CNI… La mediación del rey viene explicada por la posibilidad de Daniel Fino Galván formase parte en el pasado del servicio de espionaje español. Tanto una cosa como la otra nada tienen que ver con el indulto porque en este país siempre ha imperado e imperará la igualdad. FIN DE LA CITA.

Principio de la cita – La infanta Cristina se traslada a vivir a Suiza… No saber nada de lo que hace tu pareja, que la Fiscalía se oponga a tu imputación, que se equivoquen trece veces con tu Documento Nacional de Identidad… No sean malpensados, todo es casualidad y errores. FIN DE LA CITA.

Principio de la cita – Francisco Marhuenda: “Voy a intentar ser objetivo”… No entiendo las risas. Lo soy al igual que lo es La Razón que, aunque su enfoque sea conservador, monárquico y católico, siempre puede presumir de una objetividad meridiana, sobre todo, en sus portadas. FIN DE LA CITA.

Principio de la cita – El FMI recomienda a España bajadas de sueldo del 10% para aumentar el empleo… Los suyos, digo, no el mío de 380.000 euros. Creemos que aunque reconociéramos errores notables en la gestión del rescate a Grecia estas medidas, que pueden ser parecidas, sí que funcionarán en España porque Spain is different. FIN DE LA CITA.

Principio de la cita – El Estado español no recuperará los 36.000 millones de euros prestados a la banca… Esto directamente, que es una de las noticias del año, que no aparezca en televisión y en la gran mayoría de medios no vaya a ser que se revolucione el personal ya que dijimos que se devolvería el dinero. No es una crisis, es una estafa, digo, no es una estafa, es una crisis. FIN DE LA CITA.

Balones y valores

tumblr_lyq99pbxnx1qafjowo1_500Me encanta el fútbol. Va ello por delante. Me enamoró desde que medía poco más de un metro y desde entonces lo disfruto bien siendo como espectador en un campo, en la televisión o en el propio terreno de juego siempre que mis maltrechos tobillos lo permiten. Es una de las cosas por las que siento predilección. Tiene algo que mueve y que remueve. Debe ser el encanto de la pasión, el compañerismo y su fulgor, la magia de la emoción. La vida, en definitiva, tiene una parte de fútbol (póngase aquí el nombre de la disciplina que les entusiasme) y el fútbol tiene una parte de vida. El problema crucial resulta cuando se encumbra a lo más alto en la escala personal algo que, al fin y al cabo, es deporte y, sin embargo, se ignora o se desprecia la lucha por la democracia. Panem et circenses, que se decía en la antigua Roma. Hoy ni siquiera eso. Nos estamos jugando el pan y, aunque algo nos hemos desperezado, seguimos embobados con el circo.

Por las calles se podía ver a una buena cantidad de lugareños ataviados con la camiseta  española degustando algo en compañía de familiares o amigos en una terraza para amainar la espera hasta la medianoche, hora en la que tendría lugar el encuentro. Enfrente de esas sillas y mesas callejeras, un puesto para recoger firmas para lo denominado como Plebiscito Ciudadano. La gran mayoría, con sus posaderas asentadas y sin acercarse al sitio no fuera a ser que se contagiaran de tifus. Cómo cambiaría el patio si exigiéramos lo que tenemos que exigir de la misma manera que vemos el fútbol o tomamos cañas… Vibra el móvil. “Si gana España, ¿nos vamos luego a la fuente a celebrarlo?”. Claro que te identificas y te alegras de una victoria pero, efectivamente, no puedes dejar de pensar que ese mensaje te lo suelta la misma persona que no dispone de tiempo para asistir a una asamblea, acción, protesta o huelga pero que no tiene reparo en salir a la calle a las dos de la mañana para festejar la Copa Confederaciones (Brasil se acabó alzando con el trofeo), esa persona y mucha gente como ella que está más pendiente de cómo queda la selección que de cómo quedan el país y sus condiciones.

Lo decía meses atrás pero lo rescato pues sigue plena su vigencia. Hoy se necesitan otro tipo de jugadores. Se necesitan Casillas que aguanten las embestidas y actúen con determinación ante los fieros ataques rivales encaminados a la imposición disfrazada, se necesitan Puyoles que sean capaces de erigirse como pilares hegemónicos de defensas de valores inquebrantables y que alienten al resto en caso de flaqueza de fuerzas, se necesitan Iniestas que guíen el rumbo hacia la construcción de la vida sencilla y hacia una soberanía que realmente resida en el pueblo y se necesitan Villas de mente inquieta que se muevan continuamente en la línea de ataque para convertir cada gol en un avance.

Que la algarabía no confunda. El balón busca ahora equipo para (r)evolución ética y social ante el descenso de división de nuestros derechos. Vamos perdiendo por mucho pero si el conjunto se estructura de manera efectiva y se comporta como equipo verdadero se podrá lograr la enmienda. Sólo cabe no rendirse y luchar al estilo Liverpool como en aquella final de Champions ante el Milán en el 2005. Nunca caminaremos solos, al lado están los compañeros y compañeras. Está en juego el partido más importante.

Sus permisos, nuestra dignidad

ManipulaciónCuando uno se decanta por el periodismo ha de saber a lo que se enfrenta. Es un mundo, en su mayoría, dominado por las grandes corporaciones, ese conglomerado de familias, empresas y compañías financieras que dirigen a sus anchas cómo manejar los hilos de la información convirtiéndose así en dueños y señores de la misma. El fin no es otro que, a pesar de la apariencia de inocencia de la selección de ciertos contenidos y no de otros, la conquista del público así como la colonización de las conciencias individual y colectiva para depositar en ellas los valores que defiende ese estrato dominante, que para eso controlan la maquinaria. Es la democracia de audiencia que expone Bernard Manin. Es presentar la realidad como parte haciendo creer que es un total.

Buena parte de la población española ni siquiera conoce a alguno de sus cargos públicos más relevantes o a los principales representantes de países vecinos. Sin embargo, seguramente sí conocerán quién fue Hugo Chávez. “No me gusta, es un dictador”, dirán muchos de ellos. ¿Por qué? “Porque es un dictador, no hay más que ver cómo están allí”. Argumentos a tutiplén. Con todos los claros y los oscuros que suscita la figura del expresidente venezolano ya fallecido, Latinoamérica tiene hoy en día mucho más de democracia que Europa. Y, por el contrario, ésta última se permite dar lecciones. Lo que se está asistiendo como público es a la manipulación mediática y a la puesta en juego de intereses.

Esa cara oscura informativa en la que se enmarca la pugna ideológica define la política, que no es sino la lucha por el poder. Y es eso, precisamente, lo que tanto un compañero como yo sufrimos en nuestras propias carnes. Debidamente acreditados con sendos carnés de prensa (uno de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España y otro del periódico Diagonal), nos presentamos en la sede del Partido Popular de La Rioja para cubrir una rueda de prensa, a la cual se nos negó dejar asistir bajo el pretexto de no estar convocados a la misma por el PP no fuera a ser que resultáramos demasiado incómodos. Sí, son los mismos que hablan de transparencia mientras ofrecen comparecencias a través de pantallas de plasma y niegan el derecho a los periodistas de realizar preguntas. Ante ello, decidimos desobedecer y entrar por entender que aquello constituía una falta de respeto absoluta hacia la profesión aunque para cuando lo hicimos la intervención ya había finalizado.

Esta entrada no tiene afán de convertirse en relato de batalla personal sino en poner de relieve la enésima prueba de una estructura de transparencia sesgada donde una cosa es la ficción de boquilla que nos rodea y otra la realidad que acontece. Quienes concebimos la información como un derecho y no como un negocio en manos de traficantes entendemos que es algo que debe ser exigido desde la base de la ciudadanía ya que ésa es condición indispensable para un modelo informativo que sea garante de democracia. No cabe plantear que esto vaya a ser ningún regalo ni concesión al uso sino que de lo que se trata es de exigir y presionar desde abajo en lo que se configura como una conquista social. Son sus privilegios frente a nuestros derechos. Son sus restricciones frente a nuestra libertad. Son sus permisos frente a nuestra dignidad. Ésa es la lucha.